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| Estefania Pelechano Optometrista Clinimedic |
A nivel más técnico, hoy en día existen en el mercado múltiples opciones para conseguir una óptima protección de nuestros ojos; tenemos desde lentes de contacto con proteccón UV, pasando por las más conocidas gafas de sol, y en último término los cristales ópticos transparentes que en mayor o menor medida también reduce la cantidad de radiación que recibe nuestro sistema ocular.
Lo que poca gente conoce es cómo distinguir una gafa de sol con protección ultravioleta de otra que no la tiene. todos, al igual que en otros productos del mercado, conocemos las exigencias y el sello de calidad de la UE, pero al margen de esto, hemos de saber que no es el color de un material lo que nos protege del sol, sino la masa que absorbe su radiación.
Si nos basamos en la definición del color, éste no es más que luz blanca reflejada en las superficies y a groso modo la intensidad con que se refleja, interpretado previamente por el ojo humano, da lugar a los colores. Por lo tanto, se entiende que el color no absorbe y por muy oscuro que sea un cristal si su masa o meteria no absorbe esa radiación las consecuencias para nuestros ojos son aun peores que no llevando nada, pues la luz que nos quita el cristal provoca como respuesta la midriasis o dilatación pupilar dejando expuestos indefensos nuestros ojos a todos lo rayos UV provenientes del exterior.
Es por lo tanto necesario proteger nuestros ojos y los de nuestros pequeños adecuadamente para no tener que lamentar problemas oculares futuros.
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